Ubicado en pleno corazón de la sabana cordobesa.
Te levantas con mucha celeridad, sabes dónde dirigir tus pasos.
En tu suelo se siembra la semilla con la certeza
de recoger la cosecha con alegría, sin temor al fracaso.
Residentes y foráneos se sienten a gusto día a día
en esta bendita tierra de esplendidos amaneceres.
Que invitan a vivir en todo momento primaveras de alegría,
adornada con la sutileza y encanto de sus mujeres.
Evoco tus recuerdos con nostalgia y afán,
libre como el viento eran nuestras andanzas.
Testigo mudo fueron las aguas cristalinas del arroyo San Juan.
Así mismo, las correrías por la avenida y la emblemática plaza.
¡Qué grandioso hubiese sido vivir en tu amañador suelo!
Nada me daría más gusto y placer,
pero temo que naufraguen mis sueños
por ir en busca de un mejor renacer.
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